José Roberto Nazco Acosta coordinó a los bomberos voluntarios durante la erupción de 2021 en La Palma. Ya jubilado, en esta entrevista con EL VALLE ofrece su testimonio de la catástrofe, al cumplirse tres años de que la tierra se abriera en la zona de Cabeza de Vaca y vomitara lava durante 85 largos y tortuosos días, destruyendo en 12 km² todo cuanto encontró a su paso: casas, infraestructuras públicas, empresas, fincas agrarias… La mañana del domingo de la erupción, relata, lo llamaron a una reunión del plan insular de emergencias en el Cabildo, donde le comunicaron que la erupción era «inminente», por lo que podía ocurrir «en horas».
Confiesa comprender las quejas de los afectados por que no les evacuaran antes y por el poco tiempo de que dispusieron para llevarse enseres y objetos personales, pero aclara que son decisiones que corresponde defender y asumir a los políticos y en las que él no participó, ya que el cuerpo de bomberos voluntarios se limitaba a cumplir las directrices emanadas de las autoridades, a las que a su vez asesoraban los científicos.
Después de 30 años de servicio, y ya jubilado, reconoce que esta emergencia volcánica no es comparable a nada que haya vivido antes en incendios, accidentes de tráfico o rescates. Aunque ha intervenido en muchos y muy duros.
Y apunta que esta catástrofe ha puesto en evidencia que hay que disponer de mapas de riesgo volcánico (los está elaborando el CSIC por encargo del Gobierno canario) y un mejor conocimiento de qué pautas seguir en estos casos por parte de la población. Cree que la sociedad ha aprendido esta enseñanza, y los propios equipos de emergencia, lo que no sabe es si los políticos harán lo propio. «No estábamos preparados para esta catástrofe, tuvimos que reinventarnos sobre la marcha», enfatiza.
Un bombero de vocación
Sobre las grabaciones de las reuniones del comité científico y de dirección del Plan de Emergencias Volcánicas (PEVOLCA), hasta ahora denegadas a las asociaciones de afectados, reconoce no entender por qué no se hacen públicas, «si no hay nada que esconder».
Es un bombero de vocación, que, según confiesa, trabajó los 91 días de la erupción, como otros voluntarios, sin cobrar «ni un céntimo» en gratificaciones, como sí ha ocurrido con otros funcionarios. «Lo que hice lo hice por mi isla y por mi gente», proclama, sabedor de que miles de personas han atravesado uno de los peores trances de sus vidas, para muchos tal vez el peor. En la actualidad preside la Asociación Emergencias La Palma (Emerpal).
«Llevábamos un par de semanas en prealerta»
Durante el operativo especial por la emergencia, ¿qué puesto tenía usted?
«A nuestro jefe, Germán, lo operaron, a corazón abierto, y no estaba disponible para estar en el Puesto de Mando Avanzado (PMA), así que me nombraron a mí para coordinar a los bomberos durante esa emergencia».
Estamos hablando de la mayor catástrofe volcánica en Europa en los últimos cien años. Pocos bomberos han tenido la experiencia que usted con una emergencia así. Situémonos en aquel fin de semana fatídico de hace tres años. ¿Cómo era la situación la víspera de la erupción, el sábado 20?
«Bueno, nosotros llevábamos ya un par de semanas en prealerta, porque con el aumento de la sismicidad los ingenieros y técnicos pensaban que la erupción podía ser inminente. Además, se hizo una evacuación de la zona de Los Campanarios, por Jedey hacia abajo; y a las personas con problemas de movilidad se las empezó a retirar de sus casas. Y se llevaba a personas a hospitales, por si luego había que hacer una evacuación rápida, como se hizo después».
«Políticos y científicos esa mañana nos dijeron que era inminente»
Entonces, llega el domingo 19 de septiembre. ¿Qué ocurre por la mañana?
«Automáticamente nos llaman a todos los mandos de bomberos para reunirnos en Santa Cruz de La Palma por la mañana. Nos reunimos en el Cabildo los técnicos, ingenieros del PEVOLCA y políticos. Nos comentaron que la erupción era inminente. Sobre las 12 salimos de la reunión, a la 1 llego a mi casa. Había terminado de almorzar y mi hijo salió al balcón y me dijo: Papá, que ya salió el volcán”.
¿Entonces lo que a usted le transmitieron temprano esa mañana fue la palabra erupción «inminente»?
«Sí. En horas» .
Inminente, es decir, que podía ocurrir en cualquier momento…
«Sí, sí, que podía empezar ahora mismo, ya».
En ese momento una vuelta atrás era casi imposible, con las señales que daba la naturaleza…
«El terreno se había elevado 20 cm por la zona de Los Campanarios, de Jedey. Y eso eran signos precursores de por donde va a salir. Además, los sismos a 5 a 3, a 2, a 1 km significaban que iba a salir el volcán».
«La zona de El Paraíso no estaba evacuada cuando reventó el volcán»
Imagino su reacción. Hasta que no se abre la tierra y comienza a salir la lava amenazando primero al núcleo de El Paraíso, uno no se lo cree, ¿verdad?
«No, no te lo crees. Piensas que puede suceder, pero no que será tan rápido. Los científicos lo habían valorado: el abombamiento de la tierra, los sismos más cerca de la superficie, todo eso lo controlan ellos y saben cuándo puede llegar ese momento».
¿Desde el principio entró usted en la zona de la erupción?
«En ese momento, lo que hicimos fue prepararnos. Me vestí y fuimos al parque de bomberos a ver qué necesitaban de nosotros. La labor inicial fue evacuar, junto con la Guardia Civil y Protección Civil, a las personas de la zona, porque el volcán había reventado a 3 km de donde estaban las personas que habían sido evacuadas. La zona de El Paraíso no estaba evacuada cuando reventó el volcán».
«El volcán reventó donde no se había avisado a la población»
Al mediodía, cuando terminó la reunión en el Cabildo, el entonces presidente, Mariano Hernández Zapato, anunció que se comenzarían a evacuar a personas con problemas de movilidad y también a los animales. de granja en un listado de zonas incluyó El Paraíso, es decir, el riesgo ya entonces era más al norte de lo que se había dicho a la población….
«La evacuación era hasta la zona de Jedey, que linda con El Paraíso. La zona de Las Manchas estaba avisada, porque los técnicos pensaban que, por el abombamiento del terreno y la sismicidad, iba a reventar por Los Campanarios, más o menos. Pero el volcán reventó unos 3 km más allá, hacia El Paso».
¿Ustedes tuvieron que ayudar a evacuar a personas que no podían moverse por sí mismas? ¿Realmente dio tiempo a evacuarlas antes de la erupción? Hay testimonios de que no…
«Sí. La suerte es que la erupción fue por el día y hubo tiempo material, en cierto sentido, de evacuar a la gente. Porque claro, se metieron enseguida policías locales, Guardia Civil, bomberos, Protección Civil… y los equipos de emergencia empezaron a trabajar y actuar. Se hizo una labor rápida con toda la gente que estaba ahí».
Carmen López, del IGN, ha comentado que aquel domingo por la mañana el magma se había movido hacia el norte y tenían una previsión de la zona con más riesgo, lo cual explicaría que se incluyera El Paraíso para evacuar a personas con movilidad reducida…
«Sí, es que hay una falla, hacia donde reventó el volcán y luego continúa por la ruta de los volcanes hasta Fuencaliente, y ellos pensaban que por cualquier sitio de la falla podía producirse la erupción»..
Comprobarían ustedes lo duro que fue para la gente que tuviera que salir de inmediato, ¿no?
«Sí, muchas personas salieron rápidamente en sus vehículos, dejando sus casas abiertas, dejaron todo. A la gente de El Paraíso les fue difícil volver a sus casas para retirar los enseres, porque en un par de horas la lava ya estaba llegando».
«Déjame aquí, yo me voy con mi casa»: la dramática reacción de ancianos que no querían irse
¿Adónde tuvieron que acudir ustedes al inicio de la erupción?
«Nosotros estuvimos por la zona de El Paso, por Tacande, acercándonos hasta donde podían llegar los vehículos, porque las piedras caían sobre nosotros y teníamos que retirarnos. Estuvimos pendientes de que no quedara nadie y rescatar animales».
Debieron de vivir situaciones muy duras, de personas que veían cómo su casa se la llevaba el volcán sin poder rescatar nada.
«Al principio muchos no querían ni abandonar su casa. Hay personas mayores que preferían quedarse y nos decían: ‘Déjame aquí, yo me voy con mi casa’. A esas personas tienes medianamente que obligarlas a salir de su casa; a veces siendo un poco psicólogo, convencerlas, y en cuestión de minutos, porque no puedes tardar una hora, no puedes permitir que pierdan la vida de esa manera».
Es una situación dramática la que cuenta. ¿Fueron muchos casos así?
«Mis compañeros me contaron que vivieron esas situaciones. Y el corazón de uno no era capaz de asimilar ese momento. Nos dan cursos de psicología para tratar con personas en accidentes de tráfico o incendios, pero en el volcán la diferencia es que el afectado pierde todo, hasta el terreno donde estaba su casa. Con el volcán lo perdías todo, porque todo desaparecía bajo la tierra, y la gente estaba muy desesperada.
¿La zona donde más riesgo se sufrió fue en EL Paraíso?
«Sí. Desde que se vio dónde reventó el volcán. También había un montón de gente que ya estaba preparada, ingenieros de caminos y de montes, pendientes de por dónde iba a bajar la lava, y todo eso se calculó rápidamente. Se empezó a evacuar la zona de El Paraíso hacia abajo».
La queja generalizada de los afectados es que no se les evacuó antes de la erupción. ¿qué opina usted al respecto?
Los científicos hacen sus conclusiones y los políticos son los que deciden. Entonces a veces te puedes poner en la piel de un político que puede dar una alarma general, con la que tenemos que irnos todos, y después no pasa nada. Un político está ahí para decidir si nos vamos o no, pero el problema es que para decirlo hay que estar muy seguro. Para eso tienen encuentros con los científicos. Porque no todos los científicos te dicen que va a pasar esto, sino que puede pasar esto. De todos modos la decisión la toman los políticos, eso es cosa de ellos, a veces la toman como deberían y otras veces no. Entonces si puede pasar pues los medios de emergencia tenemos que estar preparados para, si sucede la erupción, actuar inmediatamente. Es lo único que puedes prever».
«Los evacuados se bloqueaban no sabían qué llevarse de sus casas»
¿Qué enseñanza cree que se puede sacar para una próxima vez, ya sea en La Palma o en otra isla?
«Aquí nosotros hemos aprendido bastante. Creo que lo que hay que aprender por si puede haber otra erupción es hay que tener un estudio pormenorizado de las zonas de Canarias donde puede pasar lo mismo. Hay unas zonas más propicias para que suceda que otras. Así, si un volcán explota y hay un barranco a la derecha y a la izquierda una montaña, se debe saber que la lava podría ir por ahí y qué es lo que hay en esa dirección, cuántas viviendas, etc».
«Se salvó a los animales que se pudo, otros no se salvaron»
Cabe suponer que lo más complicado fue durante las primeras horas, ¿no?, hasta que se pudo evacuar a personas y animales.
«Bueno, a los animales que se pudo, porque algunos no se pudieron sacar. Las primeras horas el bloqueo de la gente, todo eran lágrimas, sufrimiento, se sentaban en el piso de la casa, mirando para todos lados, sin saber qué hacer. Yo estaba en el PMA y recibía noticias sobre los compañeros que estaban fuera. Para quienes se enteraban de que habían perdido su casa empezaba el duelo sobre lo que había perdido. Pero había incertidumbre en un montón de gente que no sabía si la lava iba a llegar o no a sus propiedades. Fueron 85 días de erupción y hasta el último día la lava se llevó casas».
¿Intervinieron ustedes en incendios?
«El volcán no producía incendios. La lava quema su propio margen, a mil grados de temperatura, y a un metro de distancia ya no hay oxígeno. Y sin oxígeno no hay fuego. Por la zona de La Laguna había plataneras, con almacenes que tenían productos químicos que podían generar nubes tóxicas o incluso explosiones, así que los retiramos nosotros en zonas donde no podían ir los dueños».
«No estábamos preparados para esta emergencia, tuvimos que reinventarnos sobre la marcha»
Hay afectados que se quejan de que la lava no llegó a sus casas sino muchos días después de evacuados, y que les podían haber dado más tiempo para recoger sus pertenencias. ¿Qué piensa usted, como experto?
«Fue un protocolo que se creó en el PEVOLCA (Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias). Mucha gente logró indemnizaciones porque se permitió asegurar la casa y si luego pasaban 7 días sin que se la llevara la lava. Nosotros preparados, lo que se dice preparados, para una emergencia de ese tipo no estábamos, tuvimos que irnos reinventado sobre la marcha».
«Tras 30 años de bombero, nada es comparable con esta erupción»
Evacuar a 7.000 personas era un reto logístico de gran envergadura, ¿no?.
«Sí, pero en ese momento ya estaba pensado usar el cuartel de Santa Cruz de La Palma, que podía albergar hasta 5.000 personas, y que estaba vacío, y polideportivos en El Paso y Los Llanos que podían adecuar para llevar otras mil; por lo que sí había sitio. Y además como vivimos en una isla a lo mejor algunos evacuados tenían familiares que podían acogerlos. Por eso la gente se reubicó rápidamente».
¿Su vida cambió después de esto, aunque ya había participado en incendios, accidentes y rescates de todo tipo?
«Nada se puede comparar con esta erupción. Es un desastre natural que no puedes controlar, a diferencia de un accidente de tráfico o un incendio, donde sabes qué hacer. Con un volcán, los científicos saben por dónde iban a salir más o menos las bocas, pero luego llegó a haber seis o siete diferentes. Son cosas que no puedes prever en ese momento».
«Intentar salvar de la lava la iglesia de Todoque era imposible»
Bomberos de otra isla intentaron evitar que la lava alcanzara la iglesia de Todoque…
«Eso era totalmente imposible. La lava va rellenando el terreno hasta desbordarse. Aunque hiciéramos una zanja, no se detendría, como en las películas americanas donde la intentan enfriar con camiones de bomberos. Eso es imposible».
«Los planes y protocolos para emergencias volcánicas tienen que conocerlos toda la sociedad»
¿Qué recomendaría a la población de cualquiera de las islas con riesgo volcánico?
«Que sigan los protocolos de actuación que tienen. Además, se está haciendo un mapa geográfico de zonas de alto riesgo, todos deberíamos leérnoslo. Los políticos tienen que hace difusión de los protocolos de actuación en emergencias, no solo publicarlos en boletines oficiales sino se pueden aprovechar las redes sociales. Pero también los ciudadanos de a pie debemos ser capaces de leer esos protocolos, aunque nos asustemos. Tenemos que implicarnos en conocer mejor los planes de emergencia, para tener unas pautas que seguir para en caso de que ocurra algo poder reaccionar rápido. Sé que no es fácil lo que digo. Hay qente que se queja con razón pero también quien se queja sin razón. Es como cuando en un avión te dan instrucciones y no se le presta atención a la azafata Luego pasa cualquier cosa en el avión y no sabemos ponernos NI el cinturón».
Pero con esta erupción hubo suerte de que el volcán no estalló bajo viviendas, pues no se anticipó la evacuación a la erupción…
«Sí, en primer lugar porque la lava no fue muy líquida e iba lenta».
¿Cómo vive usted estas quejas de las afectados? Porque participó como bombero en el operativo pero también es usted palmero y vive en La Palma…
«Tengo familiares que lo perdieron todo, han tenido que empezar a rehacer su vida y esto va minando. Yo tengo 67 años y algunas cosas me hacen más daño que cuando tenía 40″
Usted conoce bien el Valle de Aridane, ¿verdad?
«Sí, conozco bien la zona. Por eso la jefa de Protección Civil del Gobierno canario me pedía ayuda porque yo conocía las calles de la zona afectada, para saber las pistas más cercanas para evacuar. O alguien me preguntaba de una casa y yo iba al de la UME y con los drones me decía si estaba la casa aún o ya no estaba».
También les tocó acompañar a los vecinos de Puerto Naos cuando estaba cerrado por los gases y se comenzó a permitir que visitaran sus viviendas.
«Sí, lo hicimos al principio hasta octubre del año pasado. Acompañábamos a los vecinos que entraban con un sistema de QR. A partir de esa fecha vino una empresa privada de Gran Canaria, contratada para esa labor».
«En una zona del litoral de Puertos Naos ha habido gases toda la vida»
Esa fue otra etapa complicada, porque hubo muchos vecinos que protestaron por considerar que las restricciones eran excesivas en Puerto Naos y que ellos, con aparatos medidores de CO2 veían que no se superaban valores límite…
«El problema era ese, que nuestros aparatos son homologados, pero algunos vecinos, en su desesperación, compraban detectores de gases no homologados por la Comunidad Europea y no tarados a una cantidad para que suene la alarma. A veces sus aparatos indicaban concentraciones altas de gases y los nuestros no. Pero eso eran cosas cotidianas en el día a día. Las resolvíamos con amabilidad exquisita. Si era una vivienda unifamiliar, el dueño nos daba las llaves, y nosotros medíamos en el garaje, dentro de la casa y le informábamos si era seguro entrar. En la zona de la bajita en Puerto Naos ha habido gases de toda la vida. Me acuerdo que cuando era pequeño los pescadores nos decían que, de cierta roca para allá, no nos bañáramos, porque había olores extraños. Pero ahora salen más gases por la presión que se ha incrementado».
«Todavía el cráter y algunas zonas de las coladas tienen cientos de gradosr»
Y fuera de Puerto Naos, en las coladas de lava, ¿también hay gases?
«Sí. Y aún hay lava subterránea que sigue llegando al mar. Los drones cuando sobrevuelan el cráter del volcán muestran que la lava sigue hirviendo, hay aún mil y pico grados ahí debajo. Por eso cuando llueve, se ve una nube de vapor de agua sobre la lava. Todavía hay en las coladas sitios con 300 y pico grados».
«Lo más rápido son las carreteras, pero reconstruir los barrios costará mas»
¿Qué opina usted sobre la reconstrucción? Hay personas que quieren volver, pero la situación es complicada y hay riesgos.
«Riesgos para hacer una carretera no hay, porque tenemos instrumentos que miden la temperatura y detectan dónde es seguro. Sin embargo, para edificar de nuevo las casas, se necesitan viales, servicios de agua, luz, saneamiento…Con el tiempo puede llegar a hacerse. También se están reconstruyendo las huertas para sembrar plátanos, como ya se hizo antiguamente. En algunas cuestiones los políticos tendrían que cambiar las leyes».
Casi todas las asociaciones de afectados del volcán y vecinales de la zona han manifestado que los responsables del PEVOLCA no merece medallas… ¿Qué le parece?
«Comprendo que se quejen y que no estén de acuerdo con muchas cosas. Gracias a Dios tenemos libertad de opinar. Para unos los políticos lo hicieron bien, para otros, no».
«No comprendo por qué no se hacen públicas las grabaciones del PEVOLCA»
Esos mismos colectivos han pedido las grabaciones de las reuniones del comité científico y del comité director, pero desde la pasada legislatura el Gobierno canario las denegó porque dicen que no son información de relevancia pública…
«No comprendo por qué no se quieren hacer públicas. Se supone que no se quiere ocultar nada. No hay tampoco que censurar nada, hay decisiones que salen bien y otras que mal, y tenemos que ser consecuentes con lo que decidimos. Yo al menos lo soy con lo que yo decido».
¿Usted estaba en el puesto de mando avanzado, pero en el comité director no?
«No, en el comité director estaban el representante del Gobierno de España, el de Canarias, que era Morcuende, el mando de la UME y a veces llamaban a alguno de los bomberos que venían de otras islas, que era también como coordinador de emergencias a nivel canario; pero nosotros no. Éramos personal de actuación, no de decisión».
¿Cuál es la diferencia entre bomberos voluntarios y los bomberos no voluntarios?
«Quiero aclarar que profesionales somos todos. Pero nosotros no somos funcionarios, los otros bomberos sí. Somos bomberos desde hace 32 años, con los cursos que debemos tener. Los bomberos voluntarios somos los únicos que ha habido en La Palma desde el año 90. EL Cabildo de La Palma va a crear un cuerpo de bomberos funcionarios, pero creo que deberán coexistir con los voluntarios. Esta es nuestra vida, salvar personas y animales. Sentimos nuestra labor con el corazón, no por un sueldo de funcionario. A veces, salvar una vida y que te lo agradezcan vale más que 50.000 euros en el banco.Eso nos llena de orgullo. La gente cree que no somos profesionales, pero lo somos, aunque no funcionarios del Estado. Un bombero funcionario pasa oposiciones, pero no es bombero hasta que tiene la experiencia en el campo.
«Estuve los 91 días de las erupción y no recibí ni un céntimo»
¿Recibieron ustedes alguna remuneración extra por la emergencia volcánica?
«Los voluntarios no tenemos horarios. Durante la erupción del volcán estuve los 91 días y no recibí ni un céntimo. Lo hice altruistamente, por mi isla y mi gente. Eso sí, nos daban la comida, que la hacía el famoso cocinero Andrés. Pero nada más».
¿Cree que esta enseñanza de esta erupción la han aprendido los políticos y también la sociedad?
«Bueno, la sociedad la aprendió. Nosotros, los intervinientes, la aprendimos, y lo sabemos; pero que los políticos y los científicos lo plasmen donde tienen que hacerlo,ya eso es cosa de ellos».
«Fuimos como conejos de indias, en los planes hay muchas cosas que corregir»
¿Cuál es su balance del plan de emergencias?
«El plan funcionó, pero tiene errores que limar y pulir mucho. Los planes de emergencia se elaboran a base a experiencias previas de otros volcanes, pero cada lugar es único, y hay montones de cosas que corregir. El plan está hecho por unos técnicos pero ahora hemos visto la realidad. Y ahora debemos tener todo bien atado con mapas de riesgo volcánico específicos para Canarias. A lo mejor para medio mundo fuimos conejo de indias, por así decir, se aprendió de nosotros y aprendimos de muchos errores que cometimos por seguir un plan que tenia errores, pero teníamos que seguir unas directrices».
Por pura suerte no hubo fallecidos en el momento inicial de la erupción, aunque sí luego murió un vecino por gases…
«Se acompañaba a la gente a la zona de exclusión para que entrara a sus viviendas, pero él entró y con el móvil dijo que él ya se iba, y con quien fue apuntó que este señor se retiraba ya de la zona. Pero el hombre en realidad se quedó en su casa, estaba en una zona donde había gases esos días. Es un caso triste».
ENTREVISTA REALIZADA POR VICENTE PÉREZ