ARTÍCULO DE OPINION
CARLOS SOLER, ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, miembro de la Asociación Agua para La Palma y Termalismo de La Palma.
En el año 2014, estrenando Carlos Cabrera su recién nombrado puesto de Consejero de Aguas del Cabildo de La Palma, decidió convocar un Concurso de Ideas para construir un Balneario que albergara la Fuente Santa. En esas fechas ya se había declarado a las aguas, descubiertas en 2005, como minero medicinales y termales, a la vez que se había apreciado que por sus características químicas y físicas, las convertían en únicas en España y las mejores, por temperatura y salinidad, de las dos únicas existentes en Europa: Nauheim y Vichy.
Desconocedor el consejero de todo aquello que acontecía con los balnearios y aún más de la excepcionalidad de las aguas descubiertas, le encomendó la redacción de las bases del concurso a un arquitecto, Antonio Rocha, cuya inexperiencia iba pareja con la del consejero. Fruto de estos deslices fue un pliego de bases plagado de omisiones, errores e indefiniciones, tales como: el haberlo emplazado en un terreno afectado por una especial prohibición de construir, al pertenecer al Monumento Natural del Teneguía; desconocer las características mineromedicinales del agua y sus especiales y obligadas terapias; la afección que generaría la construcción en la zona de servidumbre de Costas; la existencia de severos problemas geotécnicos derivados de la inestabilidad de los materiales donde asentar edificios y piscinas; la zona de especial protección del litoral marino y su expresa prohibición de vertidos; los problemas de abastecimiento de las grandes cantidades de agua que exigen estas instalaciones; las dificultades para la eliminación de los grandes volúmenes de agua usados en la instalación; la necesidad de arreglo de las vías de transporte y de algunas otras más cuestiones que omitimos por no cansar al lector.
De todas ellas, al día de hoy, los intervinientes solo se han percatado de algunas, la mayoría permanecen ignoradas puesto que la solución premiada, el Parque Acuático Piedra de Fuego, de Federico Soriano, que desde luego no era el mejor de los presentados, ocho años después, sigue sin haberse redactado el proyecto y, por tanto, no sabemos si se han advertido esas especiales circunstancias y mucho menos si las han solucionado.
A todos estos problemas que ya se vislumbraban, por si fueran pocos, los protagonistas, nuestros políticos, añadieron algunos más: por ejemplo los que vienen de la mano del Consejo Insular de Aguas de La Palma. Nos referimos al hecho de habérseles enfriado el agua, antaño termal y que basaba sus virtudes curativas y mineromedicinales, tan especiales como únicas, en esos grados de temperatura. La causa del enfriamiento fue provocada por el desconocimiento de cómo surgía el agua y del miedo que la existencia de gases originaba en técnicos inexpertos. Desconocimiento, miedo e inexperiencia, hicieron que colocarán dos enormes tuberías que aportaron un excesivo caudal de aire a 20ºC que durante los años 2008 a 2018 impulsaron un enorme caudal de aire sobre unas charcas en las que afloraba agua que surgía entre 42 y 45º C. La aireación era obligada por la construcción de un centro de visitantes en la puerta de la galería que, hoy en día, tras atraer a muchos visitantes, lleva años cerrado a cal y canto.
Todo obedecía al miedo a los gases volcánicos, que en ciertos días o momentos aparecían en la galería y que el equipo que encontró la Fuente Santa sabía eliminar, y así lo hizo durante los diez años que estuvo excavando bajo tierra, sin alterar las temperaturas del agua, con muchas menos tuberías y sin llegar a esos absurdos y gigantescos caudales.
Parece que este miedo a los gases volcánicos, tan obsesivo como muestra de la falta de experiencia, genera un pánico inusual en nuestros políticos. Podría decirse, por los datos que facilitó el mismo Carlos Cabrera cuando pertenecía a la oposición, en diciembre de 2013, que la temperatura del agua de la Fuente Santa ha descendido entre diez y quince grados según el punto de surgencia, lo que pone en duda que se mantengan las características físico-químicas del agua y por tanto sus clasificaciones termales y mineromedicinales.
Otro más de los problemas añadidos por nuestra administración vino de la mano del alcalde de Fuencaliente. Desde 2007, cuando todavía era alcalde Pedro Nolasco Pérez, el protagonista político del hallazgo de la Fuente Santa, el aprovechamiento de las aguas correspondía al Ayuntamiento, así solicitado por la Dirección General de Aguas y concedido por la Consejería de Industria. Este título era el que establecía que el uso y disfrute de las aguas le correspondía al Ayuntamiento, aunque este, cuando entró de alcalde Gregorio Alonso, en un acto realmente sorprendente, regaló la galería al Cabildo, que la transfirió al Consejo Insular de Aguas en un acto no muy conforme a la legalidad, puesto que según el artículo 1, párrafo 3, las competencias en materia termal corresponden a Industria.
En cualquier caso, el aprovechamiento de las aguas, que era del Ayuntamiento, estaba en manos de Gregorio Alonso durante un año, quien debía consolidar el título presentando un proyecto antes de que acabase el plazo. Para qué fue aquello: el Ayuntamiento comenzó entregando proyectos dispares y absurdos, primero una planta de embotellado en Los Canarios, luego otra situada en la playa de Echentive; más tarde, en una rizada de rizo asombrosa, el ingeniero Javier María Martínez propone un proyecto modificado de la embotelladora convirtiéndola nada menos que en un complejo hotelero con piscinas.
Todas estas alternativas y algunas otras que nos dejamos por no hacer escarnio, chocaban con la imposibilidad de construir en una zona protegida doblemente: por Costas y por el Parque Monumental del Teneguía. Además, cada vez que el Ayuntamiento entregaba un proyecto, el propio Cabildo informaba negativamente, cuando este mismo estaba en esos mismos momentos intentando anular las prohibiciones; vamos, que ambas Administraciones, Ayuntamiento y Cabildo, se estaban disparando en su pie pero con la pistola del otro.
A todo esto el tiempo pasaba y la Consejería de Industria, que al cabo de un año, o sea en 2009, debería haber caducado el aprovechamiento concedido al Ayuntamiento de Fuencaliente, hacía encaje de bolillos para alargar el plazo, llegando hasta a dar un ultimátum de un año en 2017 para que presentaran algo y así poderlo aprobar. Nada se presentó y antes de acabar el plazo del ultimátum, Industria, obediente y sin que nadie se lo pidiera, alargó el plazo dos años más, hasta 2019.
Mientras todo esto sucedía y desde 2014, un grupo de empresarios turísticos palmeros, conocedores de la repercusión que podría tener para la isla un balneario con esa calidad de aguas y ante la nulidad de los esfuerzos de nuestros políticos, decidió constituirse en un grupo llamado Termalismo de La Palma y proponer un proyecto alternativo al Parque Acuático de Soriano. Este proyecto, elaborado por ingenieros, arquitectos, médicos hidrólogos, sociólogos, economistas y operadores turísticos, estaba formado por tres actuaciones independientes pero complementarias, que visto lo que acontecía, evitaban los problemas con Costas y con los terrenos del Teneguía, al emplazar dos de sus actuaciones fuera de esas propiedades y la única que lo hacía en esos terrenos, construirla de forma subterránea, igual que se hizo con la galería que descubrió la fuente y así evitó esos mismos problemas.
Estas tres actuaciones que forman la alternativa de Termalismo son: un Museo Histórico en Fuencaliente; varios centros termales diseminados por los municipios de La Palma; y un balneario subterráneo que dejará al descubierto, bajo una gran cúpula subterránea, las antiguas charcas de San Blas y San Lorenzo, excavadas continuando la galería existente.
Para ello se presentó Termalismo en Industria solicitando que se le concediera el aprovechamiento de las aguas, acompañando un documento realizado ante notario en el que se aclaraba que si la Administración era capaz de presentar una solución digna para el aprovechamiento de las aguas, Termalismo cedería su título sin solicitar compensación de ningún tipo. Aún con esta cláusula que mostraba a las claras cuáles eran sus pretensiones, Termalismo tuvo que luchar contra una Consejería, dispuesta a favorecer a quien se había mostrado incapaz de presentar una solución. Al final y como se veía venir, Termalismo tuvo que denunciar a la Consejería de Industria, obteniendo, tras fallos y apelaciones, que el 23 de abril de 2020 el Tribunal Superior de Justicia desestimase el recurso del Ayuntamiento, condenándole en costas y ordenando a Industria la caducidad del expediente.
Ahora mismo, el Ayuntamiento, y gracias a la nulidad de sus actos, ha perdido el título del aprovechamiento de las aguas, pero Industria no se lo ha concedido al siguiente en orden prioritario, que sería Termalismo, por los que no hay nadie ahora que tenga el derecho al uso de las aguas de la Fuente Santa. Termalismo no ha solicitado el permiso, sabedor de que tiene a todas las Administraciones en contra y que ha conseguido lo que buscaba: evitar el desastre que supondría para la Fuente, para Fuencaliente y para la isla, que se construyera el Parque Acuático de Soriano.
Otro más de los problemas añadidos fue el generado por el Cabildo al iniciar el trámite de expropiación de los terrenos en 2018, amparados en la Disposición 18 de la ley de 14/2014 que precisamente había sido derogada expresamente en 2017. Ante este hecho realmente inaudito, un grupo de propietarios presentó un recurso en el Cabildo que fue denegado y que ellos presentaron en el Juzgado de lo Contencioso Administrativo, al que el juez de la sala nº 3 contestó denegando el recurso, lo que hizo que el Cabildo, envalentonado, en 2019 elevase el procedimiento de expropiación a definitivo y comenzase con la expropiación y los pagos a quienes se conformasen con lo que ofrecían.
Lo curioso del caso es que el juez que deniega el recurso a los propietarios, en la propia sentencia, cite la derogación en la que se basaba el recurso pero no la tenga en cuenta. La verdad es que todo esto parecía tan absurdo como inaudito; por ello ese grupo de propietarios, sin desfallecer, apelan al Tribunal Superior de Justicia y el pasado 18 de octubre emitió la sentencia en la que, como era lógico, se aceptaba el recurso interpuesto y condenaba al Cabildo al pago de todas sus costas. Con lo que se concluye que ahora el Cabildo no posee los terrenos donde quiere construir el Parque Acuático Piedra de Fuego (por cierto, nombre tan absurdo para un canario como que todas nuestras piedras son de fuego). Pero ya Carlos Cabrera ha anunciado, el pasado día 27 de octubre, que va a recurrir al Tribunal Supremo, igual que hizo Gregorio Alonso. ¿A ellos que más les da, si lo pagamos nosotros?. No hay nada como disparar con pólvora del rey aunque sea al cielo, porque ellos saben que no van a conseguir nada, pero tienen que dar la sensación de seguridad hacia sus electores, no dándose cuenta de que los están perdiendo por momentos.
Otro problema ya anunciado provino de la Dirección General de Costas, que en 2019 expuso que el proyecto de Soriano invadía los terrenos afectados por la servidumbre de protección del litoral. Ante la obstinación del Cabildo por continuar, Costas de nuevo en 2020 volvió a informar de forma negativa y se reafirmó, ante la insistencia, en 2021. Gonzalo Pascual, consejero de Política Territorial, hizo gala de dar mal ejemplo a la población afirmando que no estaban dispuestos a obedecer a Costas, respaldado posteriormente por el presidente del Cabildo el 23 de mayo de 2021. Parece que esta extraña y asombrosa tendencia a desobedecer está inmersa en estos tres partidos políticos -CC, PP y PSOE- que llevan treinta años gobernando y destrozando La Palma.
En resumen, el proyecto aún no redactado del Parque Acuático Piedra de Fuego, de Federico Soriano, ganador del concurso organizado por Carlos Cabrera Matos, se encuentra atrancado 17 años después de descubierta la fuente. La situación actual es que el agua se les ha enfriado, el Centro de Visitantes está cerrado, no tienen hecho el proyecto, no tienen el título de aprovechamiento de las aguas, no tienen permiso para construir nada encima de las coladas del Teneguía, ni tampoco tienen permiso de la Dirección General de Costas para ocupar terrenos a esa distancia de la costa. Y aún les quedan otros problemas por resolver que, cuando los conozcan, dejarán cortos estos que no han sabido solucionar. Pero eso sí, aún con amenaza de multas y con sentencias desfavorables, perseveran en el error; pagarán y recurrirán para mantener esa sensación de seguridad de que lo que hacen está bien hecho.
Mientras tanto, la fama inmarcesible de la Fuente Santa y de la isla de La Palma se va manchando enfangada en juicios, con comentarios jocosos en los ministerios de Madrid, con las demás islas riéndose de la inutilidad de nuestros gestores, de la permisividad de los palmeros y gastándose grandes cantidades de dinero que solo aprovechan a técnicos oportunistas y abogados, mientras que nosotros nos quedamos sin dinero, somos la isla más pobre de las ocho, la población emigra a las otras islas, nos quedamos sin turismo termal, sin manantial y perdiendo la oportunidad de construir un balneario que hiciera justicia a la fama de la Fuente Santa, logrando el Único de España y el Mejor Balneario de Europa, justo título porque tenemos las aguas que permitieron que nuestra isla fuera el Mejor Balneario del Atlántico.
Más información sobre el desarrollo de la tramitación de la Fuente Santa después de descubierta ver el siguiente enlace Memorial de la Fuente Santa:
https://drive.google.com/file/d/1D5RPGojdjLJvzDuMiIYBYhF0rc068_6R/view?usp=sharing
Para conocer la Historia de la Fuente Santa desde la conquista de la isla hasta su descubrimiento, ver el siguiente libro:
“Historia de la Fuente Santa”, prólogo Alberto Vázquez Figueroa, autor Carlos Soler Liceras, editorial Turquesa 2007.