Varias familias afectadas por la erupción volcánica no solo han tenido que esperar 14 meses para poder recibir del Gobierno canario una solución habitacional provisional, en forma de casas hechas con contenedores, cuyas llaves les entregaron este lunes 14 de noviembre en Los Llanos de Aridane, sino que se han llevado la sorpresa de que estas viviendas provisionales no están adaptadas a las necesidades de sus miembros más ancianos con dependencia, ya que entre otras dificultades, el ancho de sus puertas no permiten el paso de sillas de ruedas.
Con pocas expresiones de alegría y mucho sufrimiento a sus espaldas, 44 familias que perdieron su única vivienda ya pueden usar sus hogares provisionales en contenedores de metal. No es la solución que más preferían, pero lo tomaban o lo dejaban, si desean en un plazo de tres años tener una vivienda de protección oficial en un nuevo suelo, para rehacer sus vidas, aunque muchas temen que esa espera sea mayor.
Con la sorpresiva presencia de los medios de comunicación en la entrega de las llaves, algo que no gustó a la mayoría de adjudicatarios (no por la labor de periodistas y cámaras, que hacían su trabajo, sino por que los políticos los hubieran convocado), varias familias con personas discapacitadas se llevaron otra sorpresa aún mayor: sus viviendas contenedor no están adaptadas a personas con movilidad reducida.
Así lo han confirmado e EL VALLE las propias familias afectadas. En un caso, se trata de una personas de 89 años que vive con su hija se desplaza en silla de ruedas y no cabe por las puertas de estos contenedores. En otro caso, es una anciana de 91 años, encamada y con necesidades de cuidado constantes, cuya familia, también damnificada por la catástrofe, solo pudo encontrar como solución habilitar un local comercial que generosamente le facilitó un vecino, pero donde las condiciones, por falta de ventanas y calor, son muy incómodas.
Ambas familias han asegurado por activa y por pasiva a este diario solidario que desde el principio de este proceso comunicaron que necesitaban viviendas adaptadas a personas con movilidad reducida, y no comprenden cómo el Instituto Canario de Vivienda les da unas casas contenedor totalmente inadaptadas a las necesidades de estas personas ancianas.
A la hija de la mujer de 89 años, durante la entrega de las llaves, una persona que se identificó como arquitecto le comentó que, por ley, solo podían hacer dos viviendas adaptadas, cada 40, un argumento que no le convenció a la familia afectada, que comenta a EL VALLE que no les ha quedado más remedio que aceptar esta casa contenedor porque ya llevaban 4 mudanzas desde la erupción y de la vivienda en que ahora viven se tienen que ir ya que el propietario la va a vender.
“Nos dijeron que si no cogíamos esta casa contenedor tardarían meses en darnos otra, pero nosotros meses no tenemos ya y mi madre menos, porque una persona de 89 años no puede esperar más”, afirma una hija de la anciana, quien lamenta que no pudieron salvar los enseres de su hogar en Todoque, pues les dieron solo media hora el miércoles después de la erupción (que comenzó el domingo 19 de septiembre de 2021).
La hija de esta persona mayor afirma que entrar al baño es imposible en la vivienda contenedor con una silla de ruedas y que el mobiliario que se puede poner tiene que adaptarse a las pequeñas dimensiones de las habitaciones.
Esta anciana, según atestigua su hija, antes de la erupción caminaba y hacía gimnasia de mantenimiento, a pesar de estar operada del corazón y de que usaba una muleta porque también fue intervenida de una rodilla; pero su estado de salud ha empeorado después de los innumerables y desagradables avatares que han sufrido en los últimos 14 meses.
Esta familia lleva desde su evacuación pagando alquileres y tuvo que renunciar a las subvenciones para este fin si querían que les dieran una vivienda de protección oficial. “Alquilar se ha vuelto imposible en La Palma, no hay nada por menos de 800 o 900 euros”, denuncia.
El caso de la otra anciana, de 91 años, encamada, es aún más lacerante. Según explica su nuera, Eugenia, le produjo “mucha tristeza” comprobar el lunes que la vivienda contenedor que les entregaban no estaba adaptada para su suegra, quien no tiene derecho ni siquiera a la ayuda de 60.000 euros por pérdida de vivienda habitual porque su marido falleció y solo era usufructuaria vitalicia.
Lo sorprendente es que esta persona tan mayor ha tenido que vivir en un local comercial que generosamente le cedió su propietario. Su nuera explica que, debido a su avanzada edad, decidieron, al principio de la evacuación, no aceptar que la llevaran al cuartel del fuerte ubicado en Breña Baja, y siempre pensaron que el desalojo duraría poco. Pero la erupción duró 85 días y fue muy destructiva. Y aunque la anciana necesita una residencia sociosanitaria para que le dispensen los cuidados que necesita, no le han asignado plaza. “Con ella no se ha tenido en cuenta dónde vive, sino que tiene que arreglar los trámites de la Ley de Dependencia, y esperar, sin tener en cuenta dónde y cómo vive”, se queja su nuera.
Esta familia también comunicó desde el principio que la vivienda provisional tenía que estar adaptada, pero no lo está. “No sé cómo vamos a sacarla de la habitación, no se puede con una silla de ruedas, y vamos a tener que bañarla en el cuarto”, se queja su nuera.
Vivían en Todoque. Allí perdieron su vivienda, sus terrenos, sus fincas y la mayor parte de las que tenían arrendadas, y de las que vivían tres familias.