«Un año después de la erupción seguimos a la espera de ayudas y con igual incertidumbre»

Hugo y Melisa perdieron en la erupción volcánica la casa donde vivían en el camino de Pampillo (Tazacorte). Desde entonces, su vida es un continuo deambular en defensa de sus derechos, resolver trámites burocráticos y en busca de las ayudas necesarias para salir adelante y rehacer su proyecto de vida sin tener que irse de La Palma

EL VALLE

«Hace un año ya de esta catástrofe y nuestra situación es más o menos la misma, con muy poca diferencia; hemos recibido algunas ayudas, pero no todas, y estamos esperando por la estatal, para enseres, y la del Gobierno de Canarias», explican Hogo y Melisa, junto a su hijo, un niño que, pese a lo vivido en este desastre natural, no pierde la sonrisa.

EL VALLE entrevista a esta familia en la plaza de Tajuya (El Paso), con el volcán al fondo, y mientras turistas y periodistas ponen los ojos en la mole negra que desde allí atrapa la mirada como una obra incontestable de la naturaleza: «Es la segunda vez que estamos aquí; vemos el volcán que se ha llevado tu trabajo, tu futuro, se ha llevado todo, y reaccionar ante este paisaje es difícil; a veces te quedas sin palabras».

Este matrimonio palmero muestra su decepción con el ritmo de algunas ayudas oficiales, pues «la interpretación inicial que hacíamos los afectados es que esto iba a caminar con más celeridad, pero hemos visto que no es así».

«Nos sigue faltando información y estamos en ese estado que se resumen en una palabra ahora muy usada en La Palma: incertidumbre», afirman Hugo y Melisa, quienes ponen de relieve que «todavía hay muchos afectados sin solución habitacional».

«NOS HAN OBLIGADO A PRESENTAR LA MISMA DOCUMENTACIÓN VARIAS VECES»

Esta familia ha tenido que resolver en todos estos meses después de la erupción unos problemas burocráticos que se le pusieron cuesta arriba, y ante unos servicios que, a su juicio, han tenido fallos.

«A día de hoy», se quejan Hugo y Melisa, muchos afectados seguimos yendo al Registro a presentar documentación que presentamos por segunda o tercera vez; la registras y luego no la encuentran, y ahí ha habido fallos en el protocolo de actuación, porque toda esa documentación debería estar capitulada en algún sitio para que no te la requieran de nuevo».

«TEMEMOS QUE LA CASA DEFINITIVA TARDE MÁS DE LOS 3 AÑOS PROMETIDOS»


Esta familia, tras mucho batallar y mucho esperar, de momento han conseguido que le asignen una casa de las de madera, provisional, a la espera de la que sería la definitiva, dentro de tres años, que es el plazo de la promesa oficial. Pero muchas personas afectadas temen que este plazo acabe siendo mucho mayor: «Tenemos esa duda, y a día de hoy no nos la despejan, porque sabemos que hay casos de personas que empezaron como nosotros y han tenido que esperar muchos años más para una vivienda, en algunos casos 22 y hasta 30 años. ¿Se va a volver a repetir la historia?».

Confiesan que toda esta situación les ha afectado mucho anímicamente: «A veces hay que tirar de profesionales de la psicología para que te orienten y te abran otros campos, para poder sobrellevar esto, que no es fácil para nadie, ni siquiera para quienes estén más cómodos porque ya tengan alternativas y medios para rehacer su vida».

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