DOS AÑOS DE UNA ERUPCIÓN SIN EVACUACIÓN PREVIA: EN BUSCA DE LA VERDAD
CAPÍTULO 8.1
Un argumento machaconamente usado por responsables políticos y científicos del plan de emergencias de la catástrofe de 2021 en La Palma es que dos horas antes ya se había ordenado la evacuación preventiva de las personas con movilidad reducida, dando a entender que al erupcionar el Tajogaite, todas ellas ya estaban a salvo. Sin embargo, los testimonios recabados por EL VALLE demuestran que eso no es cierto, pues hubo familias que tuvieron que vérselas y deseárselas sin ayuda pública para desalojar a sus seres queridos dependientes con la erupción ya en curso.
Algunos casos son especialmente clamorosos. En El Paraíso una mujer encamada, gran dependiente, tuvo que ser evacuada con gran dificultad por sus familiares, sin auxilio de ningún servicio público, cuando la tierra se abrió y empezó a vomitar lava.
En Las Manchas otras dos personas también encamadas fueron desalojadas por su hijo, igualmente sin colaboración de personal de emergencias. A una anciana de 83 años logró llevársela de ese infierno su hija ya por la noche, horas después del inicio del proceso eruptivo.
El entonces director técnico de la emergencia, Miguel Ángel Morcuende (en el pasado mandato nombrado Hijo Adoptivo de La Palma y en la actualidad director general de Espacios Naturales en el Gobierno canario), manifestó en 2022, que «la ventaja que tuvimos fue que erupcionó donde ya habíamos desalojado a las personas con movilidad reducida, a las personas dependientes […]; de hecho, durante 3 horas estuvimos evacuando a 17 personas de movilidad reducida y sin embargo, en menos de una hora, estaba desalojado el resto de la población».
Esta respuesta de Morcuende figura contenida en una revista publicada por el alumnado de 2º de Bachillerato de la modalidad de Ciencias del IES El Paso, de la materia de Ciencias de la Tierra y del Medioambiente. Pero los testimonios recabados por EL VALLE muestran que la realidad no fue tan perfecta como la dibuja el discurso oficial. Es decir, no es verdad que toda la población con movilidad reducida estuviera puesta a salvo al comienzo de este peligrosísimo fenómeno geológico.
Y mucho menos fiel a la verdad aún es lo que afirmó en una conferencia impartida en 2022 en Valencia la jefa de vigilancia volcánica del Instituto Geográfico Nacional (IGN), Carmen López, quien, sin pudor alguno, expuso que “en la zona donde sale la erupción ya no había personas, pero sí por supuesto todo lo que son las viviendas, las infraestructuras, los recuerdos”.
La gente que vivía más próxima al volcán tuvo que salir corriendo, con lo puesto, y esa es una verdad mayor que el propio volcán Tajogaite, pues no hay más que escuchar los testimonios de la población que lo vivió en sus propias carnes.
El Comité Científico del Plan de Emergencias Volcánicas (PEVOLCA) y las autoridades conocían al mediodía de aquel domingo fatídico las coordenadas de la zona donde era más probable la erupción, y, de hecho, Carmen López, coportavoz de ese órgano, ha calificado de «éxito» esta predicción. Es lo que explica que pasadas las 13 horas se incluyera El Paraíso entre los núcleos poblacionales en lo se decidió evacuar a las personas con dificultades de movilidad, junto con el resto de Las Manchas (que abarca Las Manchas de Abajo, Jedey, San Nicolás ) El Charco, La Bombilla el Remo y Puerto Naos.
Testimonios de El Paraíso
Familias afectadas en El Paraíso, el primer barrio destruido por la lava, cuentan cómo el día anterior concejales del Ayuntamiento de El Paso en realidad había tranquilizado a los vecinos diciendo que no se preocuparan y que en cualquier caso había un listado de personas con movilidad reducida para evacuarlas si fuera necesario.
El domingo del 19 de septiembre de 2021 por la mañana, según estas fuentes, se vieron ambulancias hacia Las Manchas, hacia la zona donde además se había dicho que podía ser la erupción, en el entorno de Jedey.
Y por El Paraíso, según cuentan testigos presenciales, entre las 11 y las 12 horas pasaron varios concejales del gobierno local de El Paso preguntando a algunos vecinos si en tal o cual casa vivían personas con problemas de movilidad, y ante la lógica inquietud de los habitantes del barrio, los ediles les llamaron a la tranquilidad, es decir, que no pasaba nada alarmante, pero que tuvieran preparada una mochila con documentos y objetos personales, por si acaso.
Algunos habitantes de El Paraíso con personas discapacitadas se quejan de que esos mismos concejales no pasaron por todas las casas para cerciorarse y hacer un listado real de las necesidades en caso de evacuación.
De modo que los servicios públicos se olvidaron incluso de alguna persona con gran dependencia, próxima a 90 años, a la cual sus familiares estaban dando de comer cuando ocurrió la tremebunda explosión en la zona de Cabeza de Vaca y comenzó a manar el inmenso surtidor de piroclastos y ríos de fuego.
Que no haya habido muertes en esa deflagración inicia de la catástrofe es solo una, valga la expresión, milagrosa casualidad de la naturaleza. Y es el puro azar el que debiera colgarse las medallas.