El deseo de ayudar a los damnificados por la erupción volcánica ha llevado a una ciudadana alemana residente en El Paso, Siglinde Wegler, y a su esposo, a donar una de las dos casas que ella tenía en propiedad en el valle de Aridane para una familia que la perdió en esta catástrofe volcánica.
Todo empezó cuando, tras la evacuación por la erupción y la pérdida de su hogar arrasado por la lava, Alonso, su mujer Viviane y su hijo, que vivían en Los Campitos, publicaron en Facebook que buscaban una vivienda provisionalmente. Tuvo suerte porque a los pocos minutos recibió una respuesta. Era Siglinde, a la que no conocían, y que tenía una casa libre.
Alonso era un seguidor la página de Facebook sobre el valle de Aridane donde colgó su petición, en la que la ciudadana alemana le ponía a veces un me gusta a sus post de paisajes, y él también a los de ella.
“Llevaba muchos días sin dormir, sin comer, casi ni bebía agua. Habíamos perdido la casa y no paraba de pensar en ello. Sí recuerdo cuando llegué a la casa de Siglinde. Nos recibió ella y su esposo de manera muy amable y pasadas las horas empecé a darme cuenta de que este sitio me resultaba familiar”, relata Viviane en un comunicado.
Se da la curiosa circunstancia de que cinco meses antes de que la lava saliera en Cumbre Vieja, la pareja beneficiaria en esta historia paseó por Las Moraditas, y se fijaron en casa con una brillante portada azul, muchas flores y un jardín precioso. “El día que vine a casa de Siglinde», comenta Viviane, «no entré por la portada azul sino por otro acceso, por eso no lo reconocí de primeras; pero después, cuando ella nos entregó la llave y empezamos a ver la casa, tanto mi marido como yo quedamos impactados, no sé si será casualidad, pero de serlo, fue una bonita casualidad. La casa de Siglinde era la casita que tanto me había gustado”.
Durante meses, los benefactores alemanes sorprendieron a la familia damnificada con el gesto de no cobrarles alquiler, solo a partir del segundo trimestre los gastos de agua y luz, e incluso Siglinde les llevó comida cuando tuvieron covid y guardaron confinamiento.
Pero lo que no podían imaginar Alonso y Viviane es que les ofrecieran la casa en propiedad. “No sabíamos cómo reaccionar. ¿Cómo nos iba a entregar la casa si no nos conocía ni sabía cómo éramos? Cuando se lo comentamos, ella rápidamente dijo: sí, sí sé cómo son”, evoca Alonso.
Desde finales de junio, la casa en Las Moraditas es propiedad del matrimonio palmero. La donación fue formalizada ante la notaría de Alberto González Sijo, en Los Llanos de Aridane.
Muchos se preguntarán por qué Siglinde y su esposo fueron vestidos con traje típico isleño al acto de firma. El motivo es que así quisieron mostrar que se sienten canarios. Su empatía con los afectados ha demostrado además que son unas personas con una humanidad más fuerte que cualquier volcán.