Dieciocho meses después, la vuelta a casa de un matrimonio de jubilados al barrio de Las Manchas ha sido posible gracias a la solidaridad ciudadana. Un grupo de personas se sumó al llamamiento hecho por la asociación Tierra Bonita para ayudar en una mudanza a una familia que fue evacuada tras la erupción volcánica en Cumbre Vieja.
El emocionante regreso a casa fue aún más emotivo por esta colaboración desinteresada de vecinos y vecinas del Valle de Aridane, entre los que figuran personas que también resultaron afectadas por la catástrofe, que no dudaron en arrimar el hombro cargando muebles en sus propios vehículos, un furgón y un camión.
La mudanza se realizó desde la casa donde vivía este matrimonio tras la erupción, en El Paso, hasta la calle Tamanca, desde donde el vecindario tiene una vista totalmente diferente a antes de la erupción.
Y es que ahora el paisaje lo domina la oscura y enorme silueta del volcán surgido en Cabeza de Vaca y la ceniza volcánica que se esparce por todos lados, contra la que deberá batallar la población residente en la zona.
Desde la Asociación Tierra Bonita explican que esta acción solidaria fue puntual, ante la petición de ayuda que realizó esta familia para realizar la mudanza, y con la mediación de esta ONG se pudo encontrar voluntarios que la llevaran a cabo, a quienes agradece su participación.
No obstante, si otras familias solicitaran esta misma ayuda, la ONG, en la medida de sus posibilidades, está dispuesta a gestionar una solución como la que ha sido posible con este matrimonio de jubilados de Las Manchas. El teléfono de Tierra Bonita es 648 26 32 09 y su local se encuentra en la calle Tanausú, 18A, en el casco urbano de El Paso.
«Estamos muy agradecidos por este gesto de solidaridad único»
La hija de este matrimonio, Neida Carballo, que vive en Bilbao y regresó unos días para ayudar a sus padres en el traslado de enseres, manifiesta a EL VALLE que están «sumamente agradecidos» por este gesto solidario.
Confiesa que para ella ha sido muy emocionante porque también participa en muchos proyectos con la ONG Galdakaoko Boluntarioen Gizarte Elkartea (GBGE) y en esta emergencia colaboró limpiando ceniza volcánica.
«Han sido superamables y encantadores en la ONG y los voluntarios al aportar su esfuerzo y su tiempo de forma altruista para ayudar a mis padres en este momento tan difícil», señala esta palmera antes de retornar de al País Vasco.
Para la decena de personas que se ayudaron en la mudanza, la recompensa al esfuerzo físico realizado es la satisfacción de ver cómo esta familia de Las Manchas regresa al hogar, tras tantos meses de sufrimiento por esta catástrofe volcánica que ha dejado a miles de personas damnificadas.
Al final, posaron para EL VALLE, con un gesto feliz en el semblante, sabedoras de que la fuerza más impresionante de la naturaleza no es la de un volcán arrojando lava, sino la de la solidaridad humana.