ARTÍCULO DE OPINION
RAMÓN HERNÁNDEZ GONZALEZ
El lastre de la mala gestión pesará durante años en la llamada reconstrucción, que se ha transformado en un sin fin de reuniones vacías por donde desfilan un sin fin de políticos españoles electos que hacen anuncios vacíos en medios de comunicación afines que financian con dinero público.
Las universidades canarias deberían estudiar y enseñar lo que ocurre aquí para evitar futuros atropellos.
Plan de empleo, consecuencias.
En una isla con una población limitada por el número de individuos activos y por el número de viviendas disponibles para acoger mano de obra flotante se ha creado un plan de empleo que ha fomentado la contratación a cualquier precio.
La inyección de capital a través de este plan de empleo ha mutilado, por el momento, la capacidad del sector de la construcción, que no encuentra mano de obra suficiente para acometer las obras privadas, retrasando la construcción de vivienda de los afectados que las han perdido.
Dado el tamaño de la destrucción, estaba y está justificado la utilización del Ejército para acometer labores que se han demostrado incapaces de fiscalizar entidades como el Ayuntamiento de Los Llanos de Aridane. Para muestra, un botón, con aproximadamente 1,4 millones de facturas con reparos que han sido a día de hoy incapaces de recuperar de la Administración estatal.
En lugar de solicitar recursos humanos externos a la isla para gestionar la limpieza de ceniza volcánica, se ha optado por una actitud pasiva en la que no se defienden los intereses de los habitantes de la isla agilizando su recuperación.
La dotación de ayudas a las empresas, para que tengan la capacidad de acometer la compra de maquinaria necesaria, contratar personal y recortar los plazos necesarios en la reconstrucción, se ha transformado en una estrategia de control político en la búsqueda de seguir instalados en sus puestos remunerados, en lugar de buscar soluciones a largo que plazo que mejoren las perspectivas de futuro.